sábado, 29 de enero de 2011

Si pudiera...

Si pudiera crear y subir al cielo
algunos versos amarillos
simples,
como tus pies,
que suenen a madera caída,
a pasos de sombra nocturna
acercándose a mi lecho
si pudiera
seria por la escalera de tus ojos;

Tres o cuatro palabras,
que al final del día no signifiquen nada,
si para cantar basta tu voz,
basta recostarse sobre la guitarra
de los grillos
y oírte sonando a ríos,
ya los versos están sobre la falda,
como pájaros dormidos,
la hora paso;

El momento no lo marcan
símbolos fríos,
sino las horas que permaneces
en el espacio que solo nosotros
ocupamos,
tu piel de aceituna,
tu calida mano,
reposando dulce sobre la mesa
de hoy,
cerca de la mía,
muy cerca ya.

Algunos versos amarillos
Al cielo,
A tu cielo constelado,
Donde la noche circula plena
poblada de cantos y grillos
escapados de tu balcón.

Verte dormir...

Amor,
dormir contigo,
llenar mi pecho de sol,
construir el sueño de una noche,
sembrar girasoles en los patios
de mi alma;

Dormir contigo amor,
noche de fiesta,
inundarme de vida,
trepar a los altos balcones
de la luna;

Amor,
dormir contigo,
no hay versos ni grillos nocturnos,
no hay más poesía que verte dormida,
ni sueño más hermoso
que despertar contigo
entre mis brazos.

Enciende la luz...

Me alimento de la huella

del tiempo,

de lo que sembraste,

surcos de vida latiendo el pulso

de la tierra,

del sol que haces surgir de tu sonrisa,

del pan más dulce,

que pones a la mesa cada día.

Y en el día

navego sobre tus manos suaves

como piel de ciruelas;

Y aguardo,

espero,

percibo la brisa de tu llegada,

y en el aire de la calle viene rodando tu perfume

sordo y blando como la noche;

Vengo de nada y voy hacia ti,

en ti todo es todo,

mis manos son pájaros y mis brazos tu nido;

Llega ya y regálame vida,

llega ya y enciende la luz del mundo.

Dedicatoria...

Y esta mañana me vi reflejado

En el espejo claro de tus ojos,

Me voy y vuelvo,

Vuelvo y me voy,

Salgo y entro al mundo,

Y vuelvo de la vida y a la vida,

Seguro,

Porque tengo tu amor.



Esa tarde...

Y esa tarde el sol se fue hacia el mar,

lento sobre el rio,

el sol se fue mirándote amor,

mirándote;

Y llegaron las lucesombras,

como penas solares,

el sol se fue y vos te quedaste,

conmigo,

junto al rio;

Y a quien le puede preocupar el sol,

si vos te quedaste en las lucesombras

del rio.